sábado, 19 de junio de 2010

Visita de Alfonso XIII a La Palma

Alfonso XIII

En la desapacible noche del 29 de marzo de 1906 zarpó del puerto de Santa Cruz de Tenerife el empavesado trasatlántico Alfonso XII, convertido en crucero auxiliar, hacia la Isla de San Miguel de La Palma. A bordo viajaban el joven Rey Alfonso XIII (hijo del monarca que daba nombre al buque) y su amplio séquito. En él se encontraba su hermana la Infanta María Teresa y su esposo el Infante Fernando de Baviera. También el Ministro de la Gobernación, Guerra y Marina. Debido al mal estado de la mar, se optó por cambiar el rumbo y se dirigió al Puerto de la Luz. Desde aquí salió a las 11 de la mañana del 3 de abril a la preciosa capital palmera, llegando al atardecer del mismo día. Fondeó el barco lo más cerca posible de tierra, cerca del actual muelle, no muy lejos de donde lo hicieran sus escoltas, el cañonero Alvaro de Bazán y el yate real Giralda.
El desembarco del soberano estaba previsto para las 9 de la mañana del día siguiente, pero nuevamente la climatología volvió a ser adversa y unas amenazadoras nubes aconsejaron que permaneciera a bordo. Mientras el tiempo mejoraba, el monarca se entretuvo haciendo ejercicios de tiro de pichón. Finalmente llegó el momento esperado. La muchedumbre aguardaba expectante. Una vez que la lancha de motor dejó al rey en el desembarcadero el gentío le dispensó un caluroso recibimiento. Subió a un coche de caballos en el que también viajaba el alcalde Federico López Abreu. Un testigo afirmaba que “Su Majestad, siempre sonriente, no se daba punto de reposo, revelábase la emoción de que estaba poseído, aplaudía con frenesí, saludaba con la teresiana o con las manos, agitaba el pañuelo…”

Aunque su estancia fue muy corta, la regia visita fue muy bien aprovechada, y siempre arropada por varios miles de personas que lo ovacionaban desde todos los rincones de la ciudad. Visitó el templo de El Salvador, donde entró bajo palio, y participó en un Tedeum. También entró en el ayuntamiento, la recova, el museo de La Cosmológica, el Teatro Circo de Marte y la sede del Nuevo Club Náutico. No faltó también la visita al acuartelamiento del Batallón de Cazadores de La Palma, sito en el Cuartel de San Francisco. Fue en ese instante cuando cayó un inmenso aguacero que no arredró al joven rey. Allí Alfonso XIII pasó revista a las tropas que le rendían honores, bajo una lluvia que no cesaba. Ya por la noche, varios botes de pesca rodearon el buque real y le obsequiaron con numerosos cantos de la tierra

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