domingo, 20 de junio de 2010

La Primavera de Praga




Durante la Guerra Fría, la Primavera de Praga (en checo: Pražské jaro; en eslovaco: Pražská jar) fue un período de liberalización política en Checoslovaquia, que duró desde el 5 de enero de 1968 hasta el 20 de agosto de ese mismo año, cuando el país fue invadido por la URSS y sus aliados del Pacto de Varsovia (a excepción de Rumanía).
Este movimiento buscaba modificar progresivamente aspectos totalitarios y burocráticos que el régimen comunista tenía en este país y avanzar hacia una forma no totalitaria de socialismo, legalizando la existencia de múltiples partidos políticos y sindicatos, promoviendo la libertad de prensa, de expresión, el derecho a huelga, etc. Acabó en la primavera de 1968, cuando las tropas del Pacto de Varsovia invaden Checoslovaquia y ponen fin al proceso de apertura política.
Contenido
Antecedentes
El proceso de desestalinización en Checoslovaquia comenzó bajo el mandato de Antonín Novotný a finales de los años 50 y los primeros años 60, pero tuvo un progreso más lento que otros estados socialistas europeos. Siguiendo el liderazgo de Nikita Khrushchev, Novotný proclamo la concreción del socialismo, y una nueva constitución, por consiguiente, adoptó el nombre de República Socialista Checoslovaca. El paso del cambio, también, fue lento; la rehabilitación de las víctimas de la era estalinista, tal como los condenados en la Purga de Praga, pudo haber sido considerado ya en 1963, pero no se produjo hasta 1967. Con el estricto régimen suavizando sus reglas, la Unión de Escritores de Checoslovaquia con cautela comenzó su descontento, y en el boletín del sindicato, Literární Noviny, algunos miembros sugirieron que la literatura debía ser independiente de la doctrina del Partido.
En junio de 1967, una pequeña facción de la Unión de Escritores de Checoslovaquia comenzó a simpatizar con socialistas radicales, especialmente Ludvík Vaculík, Milan Kundera, Jan Procházka, Antonín Jaroslav Liehm e Iván Klíma. Varios meses después, en un encuentro del Partido, se decidió que las acciones administrativas se tendrían contra los escritores que abiertamente expresaron su apoyo a la reforma. Dado que solo una pequeña parte de la Unión apoyó estas tendencias, los miembros restantes fueron sometidos a la disciplina de sus colegas. El control sobre Literární Noviny y varias otras editoriales fue transferido al Ministerio de Cultura, e incluso miembros del Partido que más tarde se convirtieron en los principales reformadores —incluyendo a Dubček— apoyaron estas medidas.
A principios de los 60, Checoslovaquia era conocida oficialmente como República Socialista Soviética Checoslovaca (RSSC), experimentando una recesión económica, debido al modelo soviético de industrialización pobremente aplicado a Checoslovaquia. Checoslovaquia estaba ya bastante industrializada antes de la Segunda Guerra Mundial y el modelo soviético principalmente se centró en cuentas de economías menos desarrolladas. Novotný intento reestructurar la economía, El Nuevo Modelo Económico de 1965 y estimulo el aumento de la demanda de reformas políticas.
En 1967, el presidente Antonín Novotný fue perdiendo apoyo. El Secretario General del regional Partido Comunista de Eslovaquia, Alexander Dubček, y el economista Ota Šik lo desafiaron en el encuentro del Comité Central, y Dubček invito al Premier Soviético Leonid Brézhnev a Praga en diciembre del mismo año. Brezhnev se sorprendió por la extensión de la oposición a Novotný y apoyó su dimisión como Presidente de Checoslovaquia. Dubček reemplazó a Novotný como Secretario General el 5 de enero de 1968. El 22 de marzo de 1968, Novotný perdió su presidencia y fue reemplazado por Ludvík Svoboda, quien más tarde dio consentimiento a las reformas.
Socialismo con rostro humano
Los checos y los eslovacos mostraban crecientes signos de independencia bajo el liderazgo de Alexander Dubček. Las reformas de Dubček en materia de los procesos políticos dentro de Checoslovaquia, a las que él se refería como "socialismo con rostro humano", no representaba una completa destrucción del viejo régimen, como en el caso de Hungría en 1956. De todas formas, esto fue visto por los líderes soviéticos como una amenaza a su hegemonía sobre los otros estados de Europa del Este bajo el gobierno de partidos comunistas.
La política de la URSS de reforzar a los gobiernos leales dentro de sus estados satélite, usando la fuerza militar de ser necesario, fue conocida como la Doctrina Brézhnev, llamada así en honor al líder soviético Leonid Brézhnev, quien fue el primero en declararla públicamente. Esta doctrina continuó aplicándose hasta que fue remplazada por la Doctrina Sinatra, bajo el régimen de Mijaíl Gorbachov en los años 80.
Liberalización y Reforma
El pueblo checoslovaco no sabía nada de la lucha política, y los primeros signos de cambio son muy pobres. Cuando el miembro del Presídium del Partido Comunista de Checoslovaquia (KSČ) Josef Smrkovský fue entrevistado en un artículo en Rudé Právo, titulado "¿Qué les Espera?", él insistió que cuando Dubček asumiera en enero la presidencia ahondaría aún más los objetivos del socialismo y mantendría la naturaleza de clase del Partido Comunista.
En el 20º Aniversario del “Febrero Victorioso” de Checoslovaquia, Dubček pronunció un discurso explicando la necesidad de un cambio tras el triunfo del socialismo. Hizo hincapié en la necesidad de "hacer valer el papel rector del Partido con más eficacia" y reconoció que, a pesar de que Klement Gottwald instó a tener mejores relaciones con la sociedad, el Partido había tomado torpes decisiones sobre cuestiones triviales con demasiada frecuencia. Dubček declaró que la misión del Partido es "construir una sociedad socialista avanzada en sólidos fundamentos económicos [...] un socialismo que se corresponde con la histórica tradición democrática de Checoslovaquia, de conformidad con la experiencia de otros partidos comunistas.".
En abril, Dubček Lanza un "Programa de Acción" de liberalizaciones, que incluía el aumento de la libertad de prensa, la libertad de expresión y la libertad de circulación, con énfasis económico en bienes de consumo y la posibilidad de un gobierno multipartidista. El programa se basó en la opinión de que "el socialismo no puede significar solamente la liberación de los trabajadores de la dominación de la clase explotadora, pero deben hacer más por las disposiciones para una vida más plena con la personalidad de cualquier democracia burguesa." El programa limitaría el poder de la policía secreta y avanzaría hacia la federalización de la RSSC en dos naciones (Chequia y Eslovaquia). El programa también abarcaría la política exterior, incluyendo tanto el mantenimiento de buenas relaciones con los países occidentales y la cooperación con la URSS y otras naciones comunistas. Se habla de una transición de diez años a través de elecciones democráticas que se harían dentro de lo posible y una nueva forma de socialismo democrático para sustituir el statu quo.
Los que redactaron el programa, sin embargo, tuvieron cuidado de no criticar las acciones de posguerra del régimen comunista, sólo se señalaron las políticas que a su juicio habían sobrevivido por su utilidad. Por ejemplo, la situación inmediatamente posterior a la guerra había exigido “métodos centralistas y de directiva administrativa" para luchar contra los "restos de la burguesía". Desde las "clases antagónicas" donde se dice que han sido derrotados por los logros del socialismo, estos métodos ya no son necesarios. La reforma es necesaria, estableció el Programa, para que la economía checoslovaca pueda unirse a la "revolución científico-técnica en el mundo" en lugar de confiar en la era estalinista de la industria pesada, trabajos en energía y materias primas. Además, desde que el conflicto interior de clases se había superado, los trabajadores podían ser debidamente recompensados por sus cualificaciones y competencias técnicas sin contravenir el marxismo-leninismo. El programa sugiere que era necesario para asegurar que las posiciones importantes fueran "ocupados por gente capaz, con cuadros de expertos de educación socialista", a fin de poder competir con el capitalismo.
Aunque el Programa de Acción establece que la reforma debe proceder con conformidad de la dirección del KSČ, la presión popular los obligo a aplicar las reformas de inmediato.
Los elementos radicales se hicieron más presentes: la polémica antisoviética apareció en la prensa (después de la abolición formal de la censura el 26 de junio de 1968), los socialdemócratas comenzaron a formar un partido independiente, y se crearon nuevos clubes sin afiliación política. Los inmovilistas del Partido instaron las medidas represivas, pero Dubček aconsejó moderación y reemplazó el liderazgo del KSC. En el Presídium del Partido Comunista de Checoslovaquia en abril, Dubček anunció un programa político de "socialismo con rostro humano". En mayo, anunció que el XIV Congreso del Partido se celebrará en una próxima reunión el 9 de septiembre. En el congreso se incorporo el Programa de Acción en los estatutos del Partido, el proyecto de la Ley de Federalización, y elegir un nuevo Comité Central.
Las reformas de Dubček garantizaban libertad de prensa, y los comentarios políticos se permitieron por primera vez en los principales medios de comunicación del país. En el momento de la Primavera de Praga, Checoslovaquia disminuyó su competitividad en las exportaciones, y Dubček tenia una reforma prevista para resolver estos problemas mediante la mezcla de las economías planificadas y las de mercado. En el Partido, hubo diferentes opiniones sobre cómo se debe proceder y algunos economistas expresaron el deseo de una mayor economía mixta, mientras que otros deseaban que la economía siga siendo de completamente socialista. Dubček siguió insistiendo en la importancia de la reforma económica procediendo bajo las reglas del Partido Comunista.
El 27 de junio, Ludvík Vaculík, uno de los principales autores y periodista, publicó un manifiesto titulado "Las dos mil palabras". Manifestó su preocupación por los elementos inmovilistas en el KSC y las llamadas fuerzas "extranjeras". Vaculík llamó a la gente a tomar la iniciativa en la aplicación del programa de reformas. Dubček, el Presídium del partido, el Frente Nacional, y el gabinete denunciaron este manifiesto.
Reacción soviética
La reacción inicial del bloque comunista fue conjunta. De Hungría, János Kádár fue muy favorable al nombramiento de Dubček en enero, pero para Brezhnev y para algunos otros creció la preocupación por las reformas de Dubček, temían que pudiera debilitar la posición del bloque comunista durante la Guerra Fría.
El 23 de marzo, en una reunión celebrada en Dresde, los líderes de los "Cinco de Varsovia" (URSS, Hungría, Polonia, Bulgaria y la RDA) cuestionaron a una delegación de Checoslovaquia por las reformas previstas, lo que sugiere que hablar de "democratización" se vuelve una velada crítica para los demás políticos. Wladyslaw Gomułka y János Kádár fueron los menos afectados por las reformas y con las crecientes críticas de los medios de comunicación checoslovacos, y les preocupaba que la situación llegara a ser "similar al prólogo de la contrarrevolución húngara". Algunos de los textos del Programa de Acción del KSC en abril podrían haber sido elegido para afirmar que la contrarrevolución no se había previsto, pero Kieran Williams sugiere que tal vez Dubček fue sorprendido, pero no se ofendió por las, sugerencias soviéticas.
El liderazgo soviético trató de impedir o limitar los cambios en la RSSC a través de una serie de negociaciones. La Unión Soviética tuvo conversaciones bilaterales con Checoslovaquia en julio en Čierna nad Tisou, cerca de la frontera eslovaco-soviética. En la reunión, Dubček defendió el programa del ala reformista del KSC, se comprometió con promesas de contribuciones hacia el Pacto de Varsovia y al COMECON. El liderazgo del KSC, sin embargo, estaba dividido entre vigorosos reformistas (Josef Smrkovský, Oldřich Černík, y Frantisek Kriegel) que apoyaron a Dubček, y los conservadores (Vasil Biľak, Drahomír Kolder, y Oldřich Švestka), que adoptaron una postura anti-reformista. Brezhnev aceptó el compromiso. Los delegados del KSC reafirmaron su lealtad al Pacto de Varsovia y se comprometieron a frenar las tendencias "antisocialistas", prevenir el resurgimiento del Partido Social Demócrata de Checoslovaquia, y controlar la prensa de manera más eficaz. Los soviéticos acordaron retirar sus tropas (aún en Checoslovaquia después de las maniobras de junio) y permitir el desarrollo del congreso del partido el 9 de septiembre.
El 3 de agosto, representantes de la URSS, la República Democrática Alemana, Polonia, Hungría, Bulgaria, y Checoslovaquia se juntan en Bratislava y firman la Declaración de Bratislava. La declaración afirmaba una fidelidad inquebrantable al marxismo-leninismo y al proletariado internacionalista y declaraba una implacable lucha contra la ideología "burguesa" y contra todas las fuerzas "antisocialistas". La Unión Soviética expreso su intención de intervenir en un país del Pacto de Varsovia si un sistema "burgués" (un sistema pluralista de varios partidos políticos representando diferentes facciones de la clase capitalista) fuera establecido. Después de la conferencia de Bratislava, las tropas soviéticas dejaron el territorio checoslovaco pero se mantuvieron a lo largo de sus fronteras.

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